"The Sackler Crossing", puente proyectado por Pawson.
Situado en el jardín botánico: "Kew Gardens" (ejemplo de jardín pintoresquista inglés);
Richmond, alrededores de Londres.
Hace unas semanas disfruté de un viaje que por fin pude realizar. Tenía muchísimas ganas de viajar solo, precisamente buscaba éso, la soledad. No encontrarme con nadie, visitar arquitectura, practicar una lengua y sentirme afortunado de tener una cabeza y unos ojos para observar el mundo pasando prácticamente desapercibido. Visité las ciudades de Londres, Glasgow y Cambridge.
Después de conocer bastante bien París y Madrid, Londres me pareció la capital que mejor representa la civilización europea actual. Una ciudad en la que sentí que lo más importante es la máquina, el producir, tu trabajo.
Ajetreo y dinamismo son denominadores comunes en la grandes capitales mundiales de la actualidad. Me refiero a hechos como que la ciudad de Londres no está hecha para estar si no para pasar (como Diego Fernández Magdaleno explicó en la entrada: "Londres, según Virginia Woolf"). La concepción de la propiedad es totalmente distinta a la española. Allí vivir indefinidamente en una habitación en alquiler es muy común, incluso se mudan en función de la situación de su trabajo en la ciudad. Por otro lado, expresiones como "It doesn't work" (no funciona) son muy aplicadas ya no sólo a las máquinas.
Todo ésto hace una ciudad con una densidad altísima e intensamente mecanizada, en la que el ser humano es útil en cuanto que produce, dejando poco espacio para la contemplación y la reflexión.
Arquitectónicamente, el centro de Londres está planificado con ideas pintoresquistas (típicamente inglesas). Se da importancia al descubrimiento de cada entorno urbano a través de la sorpresa. A esta trama de ejes curvilíneos y de tradición antagónica a la francesa, se han superpuesto cantidad de planes que han hecho que se pierdan muchos de estos efectos ortodoxos en la cultura inglesa.
Para terminar, Glasgow me impresionó sobre todo por su morfología urbana, una cuadrícula muy estricta. Por otro lado, no encontré ninguna plaza, únicamente unos bancos en una de las calles comerciales. Está claro que la gente no vive en la calle (a diferencia de España), el tiempo en absoluto acompaña, ni en Escocia, ni en todo el Reino Unido.
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