El viernes regresé de un viaje fascinante en el que visité las ciudades de Turín, Milán, Génova y Venecia.
La convivencia de diferentes niveles económicos, y en consecuencia distintos estilos de vida, son una constante en las ciudades de hoy en día. A cada nivel, suele corresponderle también, un espacio concreto. En Italia percibí que el lujo extremo convive con una pobreza escalofriante. Vender en una tienda bolsos a precios desorbitados y en la acera de enfrente reproducciones a precios módicos es un ejemplo más de los extremos que la sociedad en la que vivimos crea. Por otro lado, la particular forma de conducir de los italianos, puede extrapolarse a algunas actitudes que toman hacia su vida.
Dejo de lado las descripciones históricas de las ciudades, relativamente fáciles de encontrar, en favor de impresiones personales. La percepción de un lugar, al menos personalmente, está influida por la la compañía. El momento personal en el que se encuentre uno es, para mí, decisivo. Supongo que son todo connotaciones, pero yo no puedo esquivarlas. El ir este año a Arco acompañado es una muestra más.
Reconstrucción del Teatro Carlo Felice, Génova.
Aldo Rossi
Conversión de la fábrica Lingotto, Turín. Renzo Piano
6 comentarios:
Me alegro de tu viaje, Rober.
Besos,
Diego
Diego, muchas gracias. Voy a ir al conservatorio la semana que viene, creo que el lunes. ¿Estarás por allí?
Un beso
Por supuesto, allí estaré.
Confírmamelo el día antes.
Besos,
Diego
Yo también me alegro de tu viaje Rober, y de tu vuelta al blog.
Un abrazo.
LAS CIUDADES Y EL CIELO. 3
El que llega a Tecla poco ve de la ciudad, detrás de las cercas de tablas, los
abrigos de arpillera, los andamios, las armazones metálicas, los puentes de madera
colgados de cables o sostenidos por caballetes, las escalas de cuerda, los esqueletos
de alambre. A la pregunta: --¿por qué la construcción de Tecla se hace tan larga?--
los habitantes, sin dejar de levantar cubos, de bajar plomadas, de mover de arriba
abajo largos pinceles: --Para que no empiece la destrucción --responden. E
interrogados sobre si temen que apenas quitados los andamios la ciudad empiece a
resquebrajarse y hacerse pedazos, añaden con prisa, en voz baja: --No sólo la ciudad.
Si, insatisfecho con la respuesta, alguno apoya el ojo en la rendija de una
empalizada, ve grúas que suben otras grúas, armazones que cubren otras armazones,
vigas que apuntalan otras vigas.
--¿Que sentido tiene este construir?--pregunta--. ¿Cuál es el fin de una
ciudad en construcción sino una ciudad? ¿Dónde está el plano que siguen, el
proyecto?
--Te lo mostraremos apenas termine la jornada; ahora no podemos
interrumpir --responden.
El trabajo cesa al atardecer. Cae la noche sobre la obra en construcción. Es una
noche estrellada.
--Éste es el proyecto-- dicen.
Querido Roberto: gracias por tu visita de ayer en el conservatorio. Siempre es una gran alegría verte.
Estaba releyendo "Las ciudades invisibles" de Italo Calvino y, en éste punto me acordé de lo que comentaste sobre tu fascinación por recorrer lugares.
La ciudad del relato parece un buen destino verdad?
Besos
Helena Calvo
Helena: Parece un destino estupendo. Gracias a ti he tenido la oportunidad de viajar a ella; gracias. Para mí también es siempre una gran alegría verte, espero volver a hacerlo pronto. Muchísimas gracias por pasarte y comentar.
Un beso enorme
Rober
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