A veces, la sensibilidad y la inteligencia se encuentran desfasadas. No me refiero a las capacidades innatas, pero sí al momento en el que éstas se manifiestan en una persona. Entonces, el ser humano, puede ser malo, incluso consigo mismo (aunque en este momento es, por puro egoísmo, la repercusión social la que más me interesa).
El emisor lanza las espadas afiladas. Tú, sin poder esquivarlas, las recibes. Él, te encorseta en su escala, imponiéndote la visión que tiene acerca de multitud de elementos; negando, intencionadamente, la tuya. Dice que se aleja de tí, yo creo que no, se engaña, pues en arrebatos fatales de su conducta pretende saberlo todo entrometiéndose en zonas que, en absoluto, le atañen.
Los desfases no crean mas que conflictos, que provocan situaciones forzadas fuera y dentro de uno mismo. Muchas veces, lo único que generan es inseguridad. Eres por un momento un niño, la persona más vulnerable. Tomas consiencia pero, en este caso, ya es tarde, y sólo puedes curarte. Una vez superado este paso, lo mejor es vacunarte.
La autoprotección puede confundirse, como todo, con muchas cosas. Ésta, al menos para mí, se da en tiempos y espacios que te pertenecen. Aquellos que sólo serían enseñados en situaciones límite, llegando a permitir incluso, que fueran franqueados.
1 comentario:
Leyendo eso comprendo un poco más la rara situación creada esta tarde tomando un café. Menos mal que ocmo buen estudiante de arquitectura supongo que no te quedas en estrambóticas fachadas y miras los interiores y las estructuras y los espacios y la profundidad.
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